jueves, 13 de octubre de 2011

El gobierno K profundizó la crisis educativa

Desde hace ocho años, con un paquete propio de leyes K (Ley de Financiamiento, de Educación Técnica, de Educación Nacional, exigencia de 180 días de clase, Incentivo Docente, Pasantías) se avanzó en una sistemática devaluación y privatización de la educación pública. Según cifras del Indek, la repitencia en la educación secundaria trepó en un 50% y sólo el 18% de los jóvenes alcanzan un nivel secundario completo. Un informe conjunto del Cippec y la DGCyE, señala que en la provincia de Buenos Aires sólo el 15% de los jóvenes alcanza los 13 años de educación o más.

La futura ministra de educación de la provincia de Buenos Aires, ya designada, Silvina Gvirtz, es más contundente: en el quintil más pobre, el 24,8% de los alumnos repite en primaria, el 32% en la secundaria, y el 30% directamente abandona. Esto es resultado de una constante devaluación de los presupuestos educativos (cuyos recursos, como los de la Anses o la salud son destinados a pagar deuda externa o subsidiar a grupos capitalistas como Volkswagen o General Motors), de la adecuación de la escuela a las necesidades de las empresas (descalificación, mano de obra barata, pasantías) y de la sistemática pauperización de la clase obrera. Privatización En la provincia de Buenos Aires más del 40% de la matrícula está en la escuela privada (después de Capital, la jurisdicción en la que más ha avanzado la privatización).

El 75% de las escuelas privadas recibe subsidio estatal, la mayoría subvencionadas al 100 por 100, y en el caso de la educación confesional, todas subvencionadas al 100 por 100. Para los K que dicen que estamos en las antípodas de Chile, en el país trasandino la matrícula privada es del 50%, apenas un 10% más que en la Argentina. Derrumbe de la educación secundaria En estos ocho años, se ha triturado el colegio secundario. No hay edificios propios y la mayoría de las escuelas comparten edificio con las primarias.

La Ley de Educación Técnica, por otro lado, dejó la educación especializada en manos de las empresas, pasantías gratuitas incluidas, que les permiten armar escuelas propias de los grupos capitalistas por medio de las cuales forman y seleccionan a su mano de obra. Pero son las menos. La mayoría de las técnicas que no tienen interés para algún sector empresario se derrumban como el resto de las escuelas secundarias. Esto es así porque, como reconoció Filmus en un artículo en la revista "El Monitor", editada por el ministerio de Educación de la Nación, para las necesidades de mano de obra precaria que requiere el mercado laboral hoy, lo que aprenden los chicos en el secundario sobra. El Indek ratifica los dichos del ex ministro: En la industria manufacturera, sobre un universo de 1.247.708 trabajadores considerados en la muestra, sólo 263.000 tienen secundario completo; en el Comercio, sobre un poco más de 2 millones, apenas 506.000, y en la administración pública, sobre 922.000 empleados considerados, sólo 218.577. La política educativa K está al servicio del embrutecimiento y la desvalorización de la mano de obra, y es la causa de las crisis que explota al interior de las escuelas.

Los paros masivos de la última semana de setiembre en la provincia de Buenos Aires en reclamo de aumento salarial y contra la "violencia en las escuelas" (28 y 29), los paros masivos del Suteba Bahía Blanca y parcialmente del Suteba Escobar por los mismos motivos, el plan de lucha arrancado por la base docente a la burocracia celeste de Amsafe, en lucha contra Binner y a favor del 82% móvil con 25 años de servicio, las recientes huelgas y manifestaciones de los docentes de Neuquén conforman la reacción creciente de la docencia contra esta política de destrucción educativa.

Daniel Sierra

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